Las actitudes tienen una influencia en nuestro modo de comportarnos. En el mundo organizacional, las actitudes tienen gran importancia dado que llevan a tomar unas decisiones u otras, a comportarse de una u otra forma.
Cuando nos referimos a las actitudes, hablamos de los “enunciados o juicios evaluadores respecto de las personas, las cosas o las situaciones”, y reflejan cómo se siente una persona respecto a algo o alguien.
Las actitudes cuentan con tres componentes principales: cognitivo, afectivo y conductual.
- El componente cognitivo de una actitud hace referencia a la descripción de la misma o al constructo mental de cómo funcionan las cosas.
- El componente afectivo es la parte emocional que subyace a la actitud.
- Por último, el componente conductual se refiere a la intención de comportarse de forma determinada frente a algo o alguien.
Cuando afirmamos “el ambiente en el trabajo está cargado de tensión” hace referencia al componente cognitivo, “me frustra que no encontrarme a gusto del todo en mi trabajo” sería el componente afectivo, y “voy a reunirme con mis compañeras para poder solucionarlo” es el componente del comportamiento.
Relación entre las actitudes y el comportamiento
La concordancia entre la actitud y el comportamiento ha sido muy estudiada, las primeras investigaciones establecieron que se daba una relación de causalidad entre ambos elementos, siendo las actitudes un componente determinante en el comportamiento. Es decir, las actitudes que las personas tenían determinaban lo que hacían.
Sin embargo, una investigación liderada por Festinger (1960) concluyó que el comportamiento precede a las actitudes, es decir, que son las actitudes las que siguen la conducta. En ocasiones, por ejemplo, las personas cambian su discurso de forma que no contradiga lo que hacen. En los casos en los que la actitud es posterior al comportamiento se ilustran los efectos de lo que conocemos como disonancia cognitiva. La disonancia cognitiva es la incompatibilidad existente, percibida por el individuo, entre el comportamiento y la actitud o entre varias actitudes.
Dado que las inconsistencias o incoherencias nos resultan incómodas, vamos a tratar de reducirlas, en pos de tratar que la disonancia sea mínima, solemos buscar armonizar las disonancias que difieren con nuestro comportamiento, para hacerlas consistentes y coherentes con el mismo. Esto se logran bien a través de la modificación o del comportamiento o de la actitud, o bien racionalizando la discrepancia, es decir, a través de la búsqueda de una explicación con la que sentirnos cómodos con esa disonancia.
Por ejemplo: “Una persona que quiere hacerse una planificación del día porque tiende a dispersarse y perder el foco en la tarea, pero lo suele ir dejando y nunca lo lleva a cabo. Le requiere mucho esfuerzo y en lugar de reconocerlo y actuar (cambio de conducta), realiza justificaciones del tipo “por un día no se notará mucho, la semana que viene ya empiezo a hacerlo”, para sentirse más cómodo con esa disonancia.”
¿Cuáles son las variables que median entre ambos conceptos?
Estas variables, llamadas variables moderadoras, modulan la relación entre la actitud y el comportamiento. Como vemos, cada una de ellas tiene una influencia en la conexión existente entre ambos elementos.
PDA y nuestra percepción del ambiente
De la mano de las actitudes se encuentran los comportamientos, los pensamientos y las emociones. También se ha hablado de la importancia de que haya una coherencia entre los distintos elementos. Para ello, es esencial conocer el propio perfil conductual, para así poder tomar consciencia de cuando se cae en disonancias.
Además, investigaciones recientes afirman que las actitudes pronostican la conducta futura, lo cual guarda relación con la premisa de que las personas tendemos a comportarnos de manera predecible ante situaciones normales (Marston, 1928) en la que se basa el modelo PDA. “El comportamiento es una función de la persona en respuesta a su percepción del ambiente” (Marston, 1928).
¡Descubre este caso ejemplo!
Rosa, líder de un equipo comercial, observa que se están produciendo conflictos continuos entre los distintos integrantes (componente cognitivo). Esto es algo que le produce frustración y malestar emocional (componente emocional). Ante ello, decide iniciar diálogo con cada uno de los trabajadores para ver qué les sucede y poder mejorar la situación (componente conductual).
Cada uno de estos componentes guarda relación con los distintos aspectos clave del modelo PDA. Todo parte de la percepción que tiene la persona, Rosa en este caso, del contexto. Por otro lado, vemos que el modo en que vivencia Rosa la situación se encuentran determinado por su tendencia baja en el autocontrol (lo que le lleva a ser una persona emocional), su tendencia baja en el eje del riesgo y su tendencia alta en el eje de la paciencia. Para poder resolverla de un modo eficaz, ha de llevar a cabo una serie de ajustes en cada uno de estos ejes. Por último, cabe señalar la congruencia existente entre el perfil conductual propio de Rosa y su actitud.
Como hemos visto, la relación entre la actitud y el perfil conductual influye en el modo en que resolvemos las distintas situaciones a las que nos enfrentamos.
Ahora te propongo que te imagines un conflicto al que te hayas enfrentado. ¿Puedes ver los distintos componentes de tu actitud?, ¿Observas la relación que tiene con la forma que has resuelto el conflicto?, ¿Crees que deberías realizar ajustes en tus comportamientos para enfrentarte de un modo más efectivo?
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Fuentes:
Marston, W. M. (1928). Emotions of normal people.
Robbins, S.P. & Judge, T.A. (2009). Comportamiento organizacional (13ª ed.). Naucalpan de Juárez, Estado de México: Pearson Educación de México.