Por mucho tiempo, consciente o inconscientemente, se ha subestimado la importancia de establecer la cultura de una organización, pero realmente este es un aspecto intangible que transforma activamente los resultados –tangibles– de una empresa.
Afortunadamente, las personas que se encargan de la gestión del talento e, incluso, quienes lideran equipos saben cuán valioso es el papel de la cultura organizacional en la estrategia interna y cómo ésta influye en el comportamiento de las personas.
Los miembros de una organización, aunque tengan distintos perfiles conductuales, suelen adoptar, con el paso del tiempo, comportamientos y actitudes similares debido a una cultura organizacional ya instalada. En este sentido, los/as líderes tienen el desafío de encontrar, en caso de ser necesario, las oportunidades de mejora colectiva e ir transformando los valores, las costumbres, las conductas y las normas implícitas que modelan día a día la cultura de la organización.
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Según un estudio reciente de Gallup, los equipos altamente comprometidos pueden incrementar las ganancias de la compañía hasta en un 21 %. Y no hay que subestimar esta cifra, la llegada del COVID-19 nos ha demostrado que aquellas compañías con una cultura débil son más vulnerables que aquellas en donde las personas se sienten más comprometidas.
Mira este video sobre “Transformación cultural en modelos híbridos”
Por esta razón, los esfuerzos deben estar siempre orientados hacia las personas, a que puedan desarrollar su talento y competencias. Si una persona siente que tiene oportunidades de crecer profesionalmente dentro de la organización estará más motivada a la hora de afrontar los desafíos que vayan surgiendo.
Por su parte, un estudio de Culture 500 (MITSloan Management Review) reveló que los aspectos que más ponderan los/as colaboradores/as de las 500 principales empresas globales fue la calidad y transparencia de la comunicación de sus líderes, ubicando a la cultura organizacional dentro de los ejes prioritarios de gestión.
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Está claro que si no se transforma la cultura organizacional de acuerdo con las nuevas necesidades y oportunidades, incluyendo valores, creencias, formas de comportamiento, así como la misión, los objetivos y las prioridades; a pesar de los esfuerzos que se hagan, no se logrará realmente la transformación necesaria.
