El viaje del candidato

Seguramente si estás leyendo estas líneas es porque en algún momento de tu vida has sido involucrado en un proceso de selección. Desde el colegio, donde se hacían equipos para jugar en el patio, hasta cuando nos dividían en grupos para hacer trabajos de clase. ¿Te suena? 

¿Cómo nos sentíamos si éramos de las primeras personas elegidas? Y ¿qué pasaba por nuestras cabezas cuando no éramos de los primeros? Pero lo más importante… ¿Qué criterios se usaban para elegir? Pues de una forma u otra había un gran porcentaje de elección por competencias en esa toma de decisiones. 

Experiencias que de una u otra manera han formado parte de nuestro desarrollo. 

Vamos creciendo y seguimos pasando por procesos de selección. No sólo para trabajar por cuenta ajena sino también cuando decides hacerlo para ti que entonces se convierte en un eterno proceso para cada cliente al que te presentas. 

Sin embargo, no se nos suele enseñar a gestionar ese proceso, a ponernos en valor y a pensar que nosotros también podemos elegir en algún momento… o en un gran porcentaje de las ocasiones. 

Hablar desde nuestros “curriculum está genial pero no deja de ser un papel sin emoción. Y muchas veces, aunque sepamos de manera consciente que somos la persona con el perfil adecuado para hacer lo que demanda la empresa, no siempre tenemos la accesibilidad para demostrarlo. 

Los que hemos pasado por este proceso de búsqueda y de movimiento constante, sabemos que hay muchos momentos en ese camino que implica sentirte solo ante un mundo que no sabemos si se dará cuenta que existimos. 

¿Y si no somos los elegidos? ¿Y si nos descartan sin haber tenido la oportunidad de conocernos más? 

Una situación común dado el número de personas que se presentan a las ofertas existentes. Y ahí viene un sentimiento de fracaso, de pérdida de confianza y de tocar nuestra parte más débil. La realidad de muchos es que no siempre nos podemos permitir parar unos días para coger fuerzas y muchas veces tenemos que compatibilizar ese altavoz interno que te recuerda constantemente tus debilidades con el avanzar agotado en busca de alternativas. Para que luego no sientas el poder que hay dentro de ti y digas que no eres una persona resiliente. 

Pero… ¿y si llega la oportunidad de demostrar lo que sabes y lo que eres? 

Ten por seguro que también te convertirás en una persona adaptable y flexible porque el proceso se puede alargar y lo que esperas que vayan a ser días, se pueden convertir en semanas o incluso meses. Posiblemente la persona de selección llevará muchos temas urgentes e importantes, pero tú necesitas información para tu tranquilidad y a la vez no quieres agobiar. Aprenderás a gestionar tus emociones de manera forzada y estarás en una montaña rusa dónde serás capaz de sujetarte fuerte a la hora de bajar cuando corresponda.  

Llega el momento en el que te dicen SI y ahí pones esa máscara de “¡oh si! yo puedo con todo” aunque por dentro quieras llorar como un bebé. Empezarás por cultivar la paciencia, por un momento habrás olvidado si te habían comentado el momento de la incorporación, horarios, competencias de tu puesto, remuneración económica, salario emocional… pero no importa porque en ese momento aprenderás de nuevo a mirar de frente a los ojos a la incertidumbre. Ármate de paciencia porque a veces no ocurre nada y pueden pasar semanas hasta la incorporación. 

Cuando llega el día de incorporarte a tu espacio soñado, lo más probable es que estés cansado, que hayas dormido poco. Y ese hormigueo en el estómago será casi más potente que si tuvieras tu primera cita con la persona que te gusta. 

Entre miles de cosas, como en las primeras citas, podemos valorar las dos posibilidades más amplias que puedan pasar: 

  1. La cita ideal… te sientes acompañado, se han cuidado los detalles, te miman y te arropan. Y lo mejor es esa retroalimentación de posibilidades y oportunidades que se genera y esos maravillosos sueños que se proyectan.
  2. Que la cita no vaya según tus expectativas y sientas momentos de soledad. Intentas buscarayuda,pero todo el equipo está ocupado corriendo para todos lados apagando mil fuegos. No te preocupes porque entonces desarrollarás como nunca tu espíritu de aprendizaje, superación y autonomía responsable. Es posible que se te rompa el corazón en pocas semanas y decidas salir de ahí corriendo, aunque también puede ocurrir que decidas darle una nueva oportunidad porque tus valores y tus metas están alineadas con el proyecto, con el equipo y porque en el fondo de tu corazón sabes que has entrado ahí con un para qué. 

Lee esta nota sobre “Crea una experiencia inolvidable para el candidato” https://blog.pdainternational.net/blog/2018/08/07/crea-una-inolvidable-experiencia-del-candidato/ 

Hoy la elección la haces tú. Así que elige la mejor opción. No te quedes esperando a que las cosas cambien y sobre todo si las cosas no están siendo fáciles al principio, piensa que esas experiencias formarán parte de tu aprendizaje y de tu mejora competencial.