Por muchos años se ha pensado la transparencia como un atributo con el que las organizaciones presentan su rendición de cuentas o una acción más vinculada a términos legales y administrativos que a otra cosa. No obstante, con el desarrollo de nuevas tendencias en cultura, se ha incorporado como un valor organizacional.
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Dicho de manera sencilla, este principio busca aumentar la confianza y el compromiso entre la organización y quienes tienen relación con ella, ya sean los colaboradores, los clientes, los accionistas o los proveedores. Esto, a su vez, conlleva a fomentar relaciones más cercanas y fructíferas que a largo plazo resultan más favorables tanto para la imagen como para el clima laboral.
A través de la transparencia, la empresa es capaz de comunicar sus planes de acción y al mismo tiempo nutrirse de los feedbacks que se generen. Teniendo en cuenta esto y que la comunicación es el medio por el cual se expresa, lo ideal es que se potencie el sistema comunicativo de la empresa tanto de manera interna como de manera externa.
Transparencia en la era digital
Al hablar de comunicación, necesariamente debemos mencionar el cambio de paradigma a causa de la transformación digital. Como la información está al alcance de todos, se ha producido un nuevo escenario en el que la transparencia ya no cuenta como una estrategia (como se entendía antes), sino más bien se considera un término inevitable en cualquier cultura organizacional.
En este sentido, Helena Redondo, socia de Sostenibilidad de Deloitte España, expresó lo siguiente:
“aunar la transparencia, la exactitud y la integridad de la información, con conceptos como agilidad, claridad, concisión y flexibilidad, es todo un reto para empresas que tienen que explicar qué son, qué hacen y cómo lo hacen, aportando valor para sus diferentes públicos de interés. Precisamente, conseguir llegar de una manera eficaz, clara y directa, dando a cada uno la información que le interesa y necesita es una tarea compleja que debe afrontarse desde el conocimiento de los negocios y desde una posición de escucha activa”.
Es preciso hacer énfasis en la importancia de ofrecer constantemente información de calidad y, además, gestionarla sabiamente.
Actualmente, la transparencia impone obligaciones, claridad y un gran sacrificio en sostenerla. Por lo que, la información que se provee en cualquier medio debe ser veraz, no debe emitir juicios y debe comprobarse desde las evidencias y el sentido común.