El líder que todos quieren ser

En oportunidades anteriores hemos abordado el tema del liderazgo y nos referimos a él como la habilidad que tiene un individuo para motivar, inspirar e influenciar a otras personas para contribuir al éxito de las organizaciones en las que son miembros.

Según las investigaciones plasmadas en el documental Make me a Leader (realizadas por el Instituto About My Brain), al sentirnos bien con nosotros mismos, podemos demostrar esas habilidades más fácilmente y ser mejores líderes. A su vez, como consecuencia de ello, que nuestros colaboradores sean más felices, ya que está demostrado que cuando ellos nos ven bien, el equipo se encamina a obtener el éxito de los objetivos propuestos.

Muchos defienden que el líder nace, no se hace, sin embargo, esta afirmación no se corresponde del todo con la realidad. Lo que es cierto es que cada individuo tiene una personalidad distinta y una forma diferente de abordar sus responsabilidades.

Los tipos de líder más habituales son los siguientes:

a) Líder de vanguardia: avanza hacia la excelencia pero requiere de un equipo motivado. Este tipo de líder busca resultados rápidos pero su nivel de exigencia (y auto-exigencia) puede abrumar a los miembros del equipo y sofocar la innovación.

b) Líder unificador: busca crear vínculos emocionales que refuercen el sentimiento de pertenencia a la organización. Está muy volcado en las necesidades individuales de las personas y se halla disponible, resultando siempre muy accesible. Sin embargo, la falta de contundencia en la definición de etas y objetivos puede terminar entendiéndose como falta de dirección y hacer mella en el potencial de rendimiento.

c) Líder preparador: su visión de futuro hace que se centre en el crecimiento individual de las personas, intentando apoyar la construcción de fortalezas duraderas.

d) Líder coercitivo: este modelo de líder representa al estilo más tradicional donde se imponen las órdenes y los mandatos exigen un cumplimiento inmediato. Pese a que, en momentos muy concretos como situaciones de crisis puede ser oportuno dado su carácter resolutivo, en general no resulta nada recomendable ya que su falta de flexibilidad puede dar lugar a una fuga de talento.

e) Líder democrático: actúa de forma consensuada y es la fiel imagen de un liderazgo participativo. Es eficaz siempre que se tengan claras las metas y se sepa transmitir técnicas de liderazgo.

Talent Engagement + Valores Organizacionales

Dentro una organización el líder encabezará las acciones relacionadas al talent engagement, definido como la atracción, identificación, desarrollo, retención y despliegue de los colaboradores con alto potencial -quienes son de valor particular a la organización- y así crear un sistema de pertenencia organización – talento.

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Asimismo, la función del líder es vital en la construcción de la cultura organizacional apoyada en valores como el conjunto de convicciones que los miembros de una empresa tienen en cuanto a preferir ciertas acciones sobre otras como honestidad, eficiencia, calidad, confianza, entre otras.

Cuando los valores organizacionales son compartidos afectan de manera directa el desempeño de los colaboradores específicamente en su compromiso, sentido de pertenencia, escucha activa y conexión directa con los logros.

¡Conoce tu estilo de liderazgo!

Una de las herramientas que ayudan a impulsar el liderazgo, es el PDA Assessment (Personal Development Analysis), una evaluación con una metodología simple, precisa y científicamente avalada, que permite describir y analizar el perfil conductual de las personas.

Es por eso que a partir del autoconocimiento que brinda esta evaluación cada persona podrá conocer las características de su propio estilo (toma de decisiones, resolución de problemas, motivadores, etc…) así como sus habilidades en la administración eficiente del tiempo.

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