Las transformaciones culturales parecen ser el monte Everest de los RR.HH. Pasar de una organización tradicional a una ágil involucra mucho más que aprender nuevas dinámicas, procedimientos y herramientas, se trata de modificar la cultura de la organización, es decir, nuevos símbolos, signos y comportamientos.
Decirlo es muy fácil, el acceso a la teoría está a un clic de distancia, pero en la práctica ¿qué cosas podemos hacer, en concreto, para activar los cambios?
Cuando no sabemos qué hacer, es necesario mirar a los lados y compartir las mejores prácticas de quienes se han aventurado a los cambios y les han salido bien. Un estudio realizado por la consultora McKinsey, publicado en octubre de 2017 y que incluyó a empresas de diferentes rubros y regiones, destaca la necesidad de entender el tipo de organización del que se parte para trazar el mejor camino hacia la agilidad. Una empresa muy burocrática o una que reinventa la rueda todos los meses, precisan de cambios distintos, pero igual de necesarios. Alcanzar la agilidad significa encontrar el equilibrio entre: dinamismo y estabilidad.
Según los autores del estudio “Las prácticas dinámicas permiten a las empresas responder de manera ágil y rápida a los nuevos desafíos y oportunidades, mientras que las prácticas estables cultivan la confiabilidad y la eficiencia al establecer una columna vertebral de elementos que no necesitan cambiar con frecuencia”.
Empresas que han logrado este balance, como Google, Amazon, Patagonia, Virgin y las plataformas como Airbnb, Uber, Up work, personifican lo que significa ser ágil en su forma de ajustarse al mind-set que habilita la adaptación a la era digital y sus requisitos. Son empresas que ponen el foco en las necesidades del cliente (externo e interno) y configuran su cultura para satisfacerlas.
De la Empresa Máquina a la Empresa Organismo: Cambiando el paradigma
El antiguo modelo de éxito empresarial, instaurado por Henry Ford a principios del siglo XX, en el que la empresa funcionaba como una máquina eficiente y especializada, corresponde a la era de la industrialización y el entorno que la misma creó.
La entrada a la era digital y de la información trajo consigo inestabilidad y cambio constante. Ahora más que nunca, ponemos a prueba la teoría Darwiniana de la supervivencia, entendiendo que las organizaciones que no se adaptan no sobreviven.
Aquellas que han sido exitosas navegando este mar de incertidumbre son aquellas que han incorporado las siguientes características:
· Estrategia:
– Visión y propósito compartido por todos los miembros de la organización
– Capacidad de detectar oportunidades y aprovecharlas
– Flexibilidad a la hora de invertir recursos
· Estructura:
– Estructuras planas y claras
– Roles claros con altos grados de accountability
– Espacios abiertos y ambientes virtuales
– Liderazgo activo e involucrado en el día a día de los equipos
– Células dedicadas a proyectos específicos enfocadas en los resultados
· Procesos:
– Iteraciones rápidas y constante experimentación
– Formas de trabajo estandarizadas
– Transparencia en la información y comunicación
– Aprendizaje continuo
– Toma de decisiones orientadas al accionar
· Gente:
– Comunidad unida
– Liderazgo compartido y servicial
– Motivación emprendedora
– Movilidad de roles
· Tecnología:
– Arquitectura tecnológica, sistemas y herramientas en constante evolución
– Desarrollo y aplicación de tecnologías de última generación