Uno de los principales desafíos que enfrentan las empresas en el área de gestión del talento humano es el tiempo para desarrollar a las personas una vez destinado el tiempo y los recursos para identificar sus potencialidades.
Toda empresa estructurada tiene políticas definidas para la sucesión de sus puestos claves. Esta es una manera de garantizar sus operaciones, para eso se tiene un grupo de profesionales denominado como “Talent Pool” o grupo de talentos.
Este grupo cuenta con profesionales que han sido identificados para asumir mayores responsabilidades en el futuro, de acuerdo a los objetivos que requiere el área y al desarrollo de sus funciones en seguimiento a su líder. Por ejemplo, si nuestra organización se dedica principalmente a la ciberseguridad debemos buscar profesionales dedicados a esta rama tecnológica.
Ante esto, una encuesta del blog especializado en temas de gestión de talento humano, Ascendo (España, 2018), asegura que más del 50% de los reclutadores no tienen una estrategia a largo plazo y publican el puesto únicamente para cubrir una vacante.
Algunos beneficios:
- Tener una estrategia definida de desarrollo y sucesión permitirá conseguir mejores candidatos adecuados al puesto de trabajo, por lo que el pool de talentos estará nutrido.
- Impulsa la reputación de la empresa, convirtiendo sus procesos de reclutamiento en una práctica efectiva de Employer branding, donde los candidatos aun cuando no sean trabajadores de la organización podrán tener una percepción positiva.
- Reducción de costos en los procesos, el tener una clara estrategia de gestión del talento, fortalecerá el sentido de pertenencia de los colaboradores y esto tendrá un impacto en la baja rotación,
Pensar a futuro nos hará prepararnos para los posibles escenarios que podrán favorecer o no a la organización y el desarrollo de nuestro talento es un paso clave: resulta fundamental trabajar en su fidelización para tener impacto en su productividad, confianza y bienestar.
