En la actualidad, el uso de las tecnologías de la información y comunicación (TICs) para el trabajo colaborativo, el acceso a internet y el gran alcance de las redes sociales, han provocado una gran disrupción ofreciendo a la distancia de un solo clic, una relación ilimitada a la información.
En este sentido, esta realidad forma parte también de las organizaciones y fomenta una metodología de trabajo colaborativo centrado en crear conocimiento más allá de las individualidades, tomando en cuenta la diversidad de los equipos.
El trabajo colaborativo implica la intervención de varias áreas y competencias a la vez. Según la autora, Cecilia Artola (2012) al trabajar colaborativamente, de manera necesaria se relacionan conceptos tales como la investigación, la creatividad, la interacción, la participación y la comunicación: y a su vez intervienen otros aspectos como el aprendizaje, las estrategias, experiencia previa, innovación y las metas que se deseen alcanzar desde la organización.
Así, las nuevas tecnologías permiten una mayor interacción y comunicación entre las personas y la posibilidad de compartir información que facilite la utilización de cierto tipo de trabajo colaborativo. Sin embargo, se debe considerar que cada herramienta tiene una particularidad, pero se relacionan porque para el trabajo colaborativo, a través de ellas, se puede realizar un registro y monitoreo de tareas, evitando presiones y facilitando la asignación de actividades.
Las plataformas de metodología Scrum, el correo electrónico, plataformas de nube y redes sociales profesionales permiten llevar los procesos de asignación y seguimiento menos tediosos, evitando interrupciones, reuniones innecesarias, con una alta modalidad de gestión del tiempo.