A lo largo de nuestro desarrollo social en cada grupo de personas, por muy reducido que este sea, salen a flote comportamientos (o suma de comportamientos) de liderazgo que surgen de manera natural y hacen referencia ante cualquier orden de mando entendiendo que siempre habrá alguien que asuma un rol guía y motivador que vele por el desenvolvimiento de las actividades.
En este sentido, el autor canadiense experto en comunicación organizacional, Brian Tracy* define el liderazgo como la capacidad de provocar un rendimiento extraordinario en otros, esta habilidad permite asumir retos que serán capaces de influir a través de la toma de decisiones que no es más que un proceso mental que nos obliga a aprender a priorizar sobre nuestros intereses y necesidades.
De esta manera, aquel que toma decisiones eficaces y de calidad, posee capacidades de liderazgo que incluyen una porción de emoción y racionalidad. En algunas situaciones nos retraemos de asumir el rol principal por creer que no se reúnen las condiciones necesarias o que no representa una figura de autoridad para dirigir a un equipo.
Sin embargo, dado que el líder se construye en un proceso interno es necesario afrontar las oportunidades de manera estratégica y operativa con la finalidad de establecer objetivos alcanzables con tiempos determinados que creen un impacto poderoso en tu entorno.
*Tracy, Brian (2015) Leadership. Grupo Nelson. Canadá.