Las organizaciones están trabajando para generar espacios de equidad de género a través del liderazgo femenino como parte de la gestión de diversidad: no sólo para la integración de mayor cantidad de mujeres para la potencia laboral, sino también para generar igualdad de oportunidades.
La promoción de relaciones de alta confianza entre empresas – colaboradores ha depositado compromiso en las mujeres que ocupan puestos directivos para impulsar estrategias de innovación, cambios en la cultura organizacional y potenciar las aspiraciones del talento.
Es necesario destacar que dentro de las dimensiones que constituyen la cultura de la organización se encuentra la generación de valor dentro de los propósitos personales y profesionales del talento. La gestión eficiente dentro de la diversidad podrá generar un impacto positivo en la organización.
Liderazgo femenino = liderazgo más participativo
Un análisis de McKinsey & Company demuestra que las compañías cuya fuerza laboral es equilibrada en cuánto a género, son 15% más propensas a mostrar un mejor desempeño financiero mientras que aquellas con más mujeres en sus juntas directivas ascienden a un 53%.
La presencia de mujeres en los equipos directivos conlleva a un mayor compromiso social y un estilo de liderazgo más participativo. El análisis de su impacto en las empresas cooperativas, con unas características organizativas y de propósito específicos, permiten ver cómo su influencia refleja una mayor motivación y mejores resultados.
El emprendimiento femenino en las organizaciones fomenta políticas favorables de conciliación, esta afirmación es más propia de un contexto colaborativo que de la empresa tradicional.
Recordemos que la diversidad por sí misma no va a impactar positivamente en la empresa hasta que no se gestione adecuadamente en aras de lograr un intercambio entre las diferencias para enriquecer la creación en proyectos comunes.
¡El liderazgo femenino potencia el crecimiento de todo el entorno!