“Hacer lo que nos gusta nos llena de energía y nos llena de vitalidad. Se trata no sólo de una energía física, sino mental” Ken Robinson.
Algunas personas, a pesar de tener una vida ‚”cómoda”, sienten que todavía les falta algo, sienten un vacío interno, no se encuentran conformes con cómo son y cómo están viviendo su vida. En estos casos podemos encontrarnos frente a los costos invisibles de una mala elección vocacional.
La vocación es ese lugar ‚”mágico” en el que confluye lo que me gusta hacer -mis intereses- y lo que hago bien -mis habilidades y aptitudes-. Cuando esto sucede, se logra una armonía que fortalece la identidad y el bienestar de las personas: me gusta lo que hago, lo hago bien y eso me hace feliz.
En este estado de “armonía”, la persona disfruta de lo que hace, se siente c√≥moda y segura. El tiempo comienza a transcurrir con mayor plenitud y surge una noción de sentido que llena de vida e inunda de energía a la persona.
El descubrimiento de la vocación es un proceso personal que parte del autoconocimiento. Los jóvenes, por lo general, dan por sentado que se conocen en profundidad y que su inteligencia depende de su capacidad de resolver problemas matemáticos o de identificar estilos literarios.
Pero ahora sabemos que la inteligencia es mucho más. De hecho, deberíamos hablar de las inteligencias, así en plural. O acaso podemos decir que Usain Bolt no tiene una increíble inteligencia física? O que Mozart no era sumamente inteligente en el área musical?
Basándonos en el enfoque de las inteligencias múltiples formulado por Howard Garner y explicado en nuestro artículo Descubre tu vocación con PDA, no debemos preguntarnos ¿cuál inteligente eres? sino ¿de qué modo eres inteligente?.
Por esto, en un momento tan clave como la elección de una vocación, es importante profundizar y ampliar el autoconocimiento, comprender nuestros intereses y conocer las inteligencias en las cuales nos destacamos (nuestros modos de ser inteligentes) para poder tomar una decisión acertada.
En cualquier momento de la vida, comprender, aceptar y vivir la vocación es necesario para ser felices, para sentir que servimos a un propósito, que todo tiene un sentido y que podemos dejar una huella a través de nuestro trabajo.
Elegir el camino de la vocación es elegir el camino del propósito, del sentido y de la felicidad.
Mi consejo a aquellos que están descubriendo o re-descubriendo su camino: busca tu vocación con todo tu esfuerzo y cuando la encuentres, abrázala fuerte, síguela a donde sea que te lleve y no la dejes salir de tu vida.
Cecilia del Valle
Gerente Regional de Innovación y Desarrollo PDA International